miércoles, 1 de enero de 2014

¡Feliz 2014!

He decidido permitirme un pequeño convencionalismo y hacer una lista de propósitos para este año. Que lo veo aún sin estrenar, todo solo, aburrido y sosete, y no puede ser. Vamos a ver si le sacamos un poco de gracia.

1. Marcarme un Janis Joplin. Los que me conocéis sabéis que conduzco un VW Polo de hace diez años. Y los que no, pues ahora también lo sabéis. ¡Y soy muy feliz con él! A veces nos enfadamos, él se cala, yo lo rayo, pero en el fondo nos queremos mucho. Así que no, marcarme un Janis Joplin NO consiste en que este año le vaya a pedir al Señor que me compre un Mercedes Benz. Pero pienso cantar la canción mientras conduzco, con las ventanillas bajadas, en una calle donde haya mucha gente y con algún amigo copiloto dando palmas.



2. Apuntarme a cosas (con matices). Venga, ¡que sí! ¡Que no se diga que me falta tiempo! ¡A la mierda la universidad! ¡¡VAMOS A HACER CURSOS DE COSAS!! Preferiblemente de algún idioma exótico, tipo ruso, o árabe, o hindi. Y, por supuesto, para dejarlo a la mitad. Mi idea es aprender a decir "hola", "no te entiendo, ¿hablas inglés?", "¡otra caña!" y "¿bailamos?", y algún taco divertido. Que para entenderse no hace falta más. Tampoco descarto apuntarme al gimnasio. Pero esto lo digo con la boca pequeña, que la cabra tira al monte y mi segundo nombre es Pereza. 

3. Salir más, pero en otro plan. La vida es más divertida en la calle que en casa, no digamos que en la biblioteca. Así que este año pienso dar más vueltas. Pero con mucha clase. Menos cañas y más cine, menos domingos muriendo de resaca y más conciertos, exposiciones, paseos haciendo fotos. No os asustéis, pienso seguir desmadrándome cuando la ocasión lo requiera, pero en la variedad está el gusto.

4. Hacerme negra. Lo de ponerme morena hace tiempo que lo dejé por imposible, me refiero a aprenderme la coreografía de "Single Ladies". Si no entera, por lo menos los treinta primeros segundos. Creo que conviene hacer una precisión: aunque lo consiga, lo más probable es que no me convierta en una diosa del cacao tipo Beyoncé, pero con parecerme a una negra de estas chungas que hacen gestos llenos de flow hasta reventar moviendo la cabeza y chasqueando los dedos -¡oye, blanquito, en mi barrio las cosas se hacen como yo digo!-, me conformo.



5. Cero obsesiones. El futuro del limón mecánico no se va a decidir en el 2014. Seguro que no. Así que me prohíbo a mí misma darle vueltas a la cabeza con teorías conspiranoicas del tipo "oh Dios, si no encuentras el amor este año morirás sola, ¡SOLA!" o "joder, este año SEGURO que consigo que me salga perfecta la operación bikini y en unos meses me convierto en modelo de portada de Vogue". Que no. Que el 2014 lo quiero para divertirme, disfrutar, aprender y crecer, y con este tipo de obsesiones sólo voy a conseguir enfadarme, aburrirme, deprimirme, no entender nada y hacerme pequeña.

6. Et voilà. Lo último que me pido para este año es no pasarme de exigente, no volverme loca con los detalles y no pecar de excesivamente perfeccionista. En otras palabras, enfocar la mirada para fuera del ombligo. Que con cinco propósitos vamos que lo tiramos.

A ver que tal me sale. ¡Feliz año nuevo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario