martes, 30 de julio de 2013

Dormir es de débiles.

Nunca fui de siestas, ya desde pequeña. Me gustaba más echar esas horas muertas en las que en casa todos se dedicaban a aplatanarse en el sofá en leer, escuchar música y preguntarme qué mierdas hacía toda esa gente durmiendo de día. "Oh, vaya, creo que papá y mamá se han convertido en vampiros nocturnos y ahora que da el sol se tienen que ir a dormir. Voy a buscar ajo...". Sí, una niña muy normal.
Hoy sigo igual. No, ya me he dado cuenta de que papá y mamá no son vampiros, gracias, aunque eso explicaría de dónde he sacado ese tono de piel tipo papiro tan maravillosamente cadavérico que gasto. Pero sí, sigo leyendo en modo obseso. Y eso me ha llevado a descubrir un libro muy simpático que me gustaría compartir.




En principio es la típica novela policíaca, pero además de muertos, tiene unas descripciones geniales de los paisajes, tradiciones y leyendas del valle del Baztán, que, para los que no lo conozcáis, debería estar en el top ten de los sitios más bonitos y refrescantes en la superficie de nuestro giratorio planeta. 
Felices siestas.

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